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lunes, enero 12, 2009

Cada uno por sí mismo y Dios, contra todos, pues, o El Enigma de Bruno S.

El  24 de diciembre pasado, y vagabundeando por aquí y por allá viendo noticias, como siempre, preguntándome si afuera hay un mundo real que sigue viviendo y vibrando, llegué también, como siempre, a la página del NewYork Times. 

Y vaya sorpresa ver al bueno de Bruno S. en su portada titular.  Estando acostumbrado a ver lo que pasa en todo el mundo y sabiendo que una portada de un periódico (más de ese periódico) en Internet está en perpetuo cambio, me congratulé el que alcancé a verla.

Bruno S. es un actor que pasando el tiempo y despues de habernos sorprendido en dos películas que vimos un grupo de amigos y yo, lo seguimos recordando y de eso hace más de 20 años.

El ciclo de películas fue pasado en el Centro Cultural Alemán de Monterrey en no se qué fecha de 1986 a 1987 y fueron películas de Werner Herzog, A saber: Aguirre, la Ira de Dios, Fitzcarraldo, Stroszek, Woyzcek, El Enigma de Gaspar Hauser. Cinco películas de verner jerzog. No eran películas en videocassette, eran de rollo, proyectadas y todo, excelentes experiencias.

Se podrían hablar maravillas y ríos de letras y palabras de cada una de esas películas de Werner Herzog .

De Fitzcarraldo, de 1982, se emperró este personaje en trasladar un barco por tierra a través de montañas cerca de una confluencia de ríos, para llevar una ópera con todo y Caruso a Manaos por esos rumbos hipercaudalosos del ya de por sí hipercaudaloso Amazonas. Toda una tarea gigante la de cargar un barco de ese tamaño. Klaus Kinski es el visionario alucinante, Fitzcarraldo, con la tarea inmensa por delante sobre sus hombros y la de sus legiones de indios que le ayudaron a llevarla a cabo sobre sus hombros más que  literalmente. Obvio que se trata de un barco de verdad, nada de efectos especiales. La pregunta queda: ¿Para qué rehacerlo para el cine de esa manera salvajemente tan realista?

Kinski ya había hecho el papel de alucinante en Aguirre, la Ira de Dios, de 1971, haciendola de conquistador buscando oro infructuosamente tambien en medio de esos ríos de Sudamérica, impresionantes, desolados en medio de tanto verde y con imágenes cuasiapocalípticas, de hecho con relaciones temáticas a Apocalipsis Ahora de Coppola en cuanto a su majestad el verdeness uber alles. De hecho, uno se queda con la idea que el filmar Aguirre, la película en sí, fue tarea de valientes, no había orillas en donde acampar mientras se filmaba en medio de los ríos; algo sabrá nuestra doña Helena Rojo de esto, ella anduvo ahí, haciendo un papel importante. Valiosísima película. Veánla.

De Woyzcek, de 1979, es menor el recuerdo. Un soldado de la primera guerra mundial, sort of, de nuevo Klaus Kinski que escucha voces, etc.. Intensa como quiera. Filmada sólo una semana después de Nosferatu. Se nota el cansancio, la fatiga, la desesperación.

Y así llegamos a Bruno S. en sus dos películas, Stroszek, 1977, y El Enigma de Gaspar Hauser, 1974. Películas de nuevo, perdonen mi carencia de vocabulario: alucinantes. ¿O no será que Herzog es el real alucinante?

Todo lo que escriba será insuficiente, sólo podría agregar que son películas de alto grado de envolvimiento, de incomprensión, de humanidad, o de inhumanidad, si lo pensamos mejor, de esas facetas de la existencia que en nuestra aparente normalidad no alcanzamos a sospechar jamás.

La historia en la que se basó El Enigma de Gaspar Hauser fue real (en alemán se llama Cada Hombre por Sí Mismo y Dios Contra Todos), acerca de un joven que se aparece de repente en la Alemania del 1828, en una como hacienda, algo así, y que una nota con él dice que estuvo encerrado toda su vida, casi 30 años. Ahí empieza a reeducarse y todo le es complicado, la gente que lo toma a cargo lo exhibe debido a su notoriedad y al final una nota anónima le avisa que tiene que encontrarse a solas con la persona que al parecer fue su captor. De ahí en adelante no diré más.

Digo, son 20 años de haberla visto y de no volverla a ver. Lo que sí sé al respecto es eso, que incluso dicen que es una historia verdadera, dentro de lo que cabe.

(Yo estaba familiarizado con esa historia desde diez años antes porque la había leído originalmente, de todos los lugares, en la revista DUDA, LO INCREIBLE ES LA VERDAD, en la que, también como siempre, para los que sí hayan conocido esa revista utilizaba las teorías más complicadas y realmente inverosímiles e ilógicas para relacionar a los ovnis con todo lo que nos rodea, de esa manera, cuenta la revista en un número particular, Gaspar Hauser estuvo aislado del mundo debido a que estuvo en un ovni, claro, muy obvio. La revista DUDA era una locura total, delirante y divertida, mezclaba extraterrestres, antiguas razas perdidas, fenómenos paranormales y sí, yo era creyente de muchas cosas, realmente inverosímiles e ilógicas, corrían aquellos años de 1972 a 1975, hey, dénme chance, tenía de entre 10 y 13 años…).

De Stroszek, bueno, el recuerdo es más vago, acerca de un grupo creado ad hoc por tres personas, una prostituta, un anciano y el propio Bruno S. que deciden irse a Estados Unidos a cambiar de vida y que les suceden cosas no muy agradables. Filmada en tono de ficción y de no ficción ya que Bruno S. de alguna manera no estaba actuando y hablaba de pronto de sus circunstancias reales y estas eran filmadas en directo ya que finalmente estaba siendo él mismo, Godammit, de cómo era relegado por la sociedad y de cómo se sentía dentro de su persona. (Cosa que se le critícó mucho a Herzog, acusándole de si no estaba explotando a Bruno para sus propósitos estéticos personales, cosa que el cineasta siempre lo negó).

Pero volviendo al real Bruno S., (si es que se pudiese realizar correctamente la diferenciación del real y de los personajes que interpretó)  la cosa aquí es que este hombre venía de un orfanato, y que incluso fue considerado en su infancia como un niño descartado, ausschusskinder, debido a su condición metal, palabra que en aleman ya no se usa. Después de la guerra aprendió a tocar el acordeón y le dio, según menciona él en la nota del New York Times, “una manera de escapar a su soledad”.  

El punto es que apareció por primera vez en un documental de Herzog, llamado “Bruno el Negro”, acerca de músicos callejeros. Se volvió importante después de las dos películas mencionadas y posteriormente volvió a la oscuridad relativa.

Ahora toca el acordeón en algunos bares de Berlín y no se sabe si puede comunicarse o no con las personas como sería de esperar. Toca música muy sentimental y tiene su casa llena de artefactos raros.

Recordemos, Bruno S. fue protagonista de dos películas muy importantes de la cinematografía mundial, es un personaje que habla de él mismo en tercera persona y que bien o mal, no era un actor en sí, sino una persona que hacía un papel que podía llevar a cabo muy bien, el suyo.

Sirva este blog para recordarlo ahora que volvemos a saber de él. No sé si es feliz o infeliz, ni si vive a penas… o apenas. Sólo sé que está vivo y tocando su música en los bares de Berlín y que también yo ignorante de cómo se sienta realmente, lo percibo a través de la distancia y de un artículo de prensa sereno y triste, detrás de esas canciones sentimentales que al parecer tanto le gustan a ciertos sectores de la sociedad berlínesa del hoy por hoy, tal vez añorando tiempos idos que nunca, nunca volverán… y si el, y los berlineses que lo escuchan, se ponen sentimentales, bueno, ¿por qué yo no he de hacerlo?

Cada uno por sí mismo y Dios, contra todos, pues.

Y Goddamit.