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domingo, febrero 15, 2009

LAS NUBES DEL FUTURO POR VENIR



Siempre podemos practicar el juego de SEPARA AL MUNDO EN DOS TIPOS DE PERSONAS. Sí saben, ¿no? Que hay dos tipos de personas. Las que saben y las que no saben. Las que necesitan saber y las que no necesitan saber. Las que sabrán y las que nunca sabrán. Las que separan al mundo en dos tipos de personas y las que no lo separan.

Dicho así las cosas, sigamos con el tema de la nube computacional. Pero antes…

Hay muchos nombres que empiezan a hacer buzz después de cierto tiempo en las esferas de la tecnología aplicada. Dícese de la “tecnología aplicada” aquella que está designada a ser consumida por nosotros y cada uno de los usuarios. Dícese de “usuarios” todos aquellos nosotros que utilizamos computadoras, accesos a internet entre muchas tareas que son significativas para nuestras actividades. 

Yo no sé a ciencia cierta cual de todos esos nombres detrás del buzz es el que pegará o cual es el que sólo estará ahí como de etiqueta de algo que siempre será conceptual y que todos lo olvidaremos con el paso del tiempo. Y en ocasiones esos se olvidaron porque todos teníamos prisa de alcanzar el siguiente nombre. Hay prisas siempre por estar actualizado, ustedes saben. Siempre llegar con la novedad con los amigos antes que nadie. 

De aquellos nombres de antaño brillaba VisiOn, una suite de 1983, demasiada adelantada a su tiempo y que reuniría lo mejor de las hojas electrónicas con los procesadores de palabras de la prehistoria. Demasiada cara, demasiado pesada para los equipos de la época (128 Kbytes de memoria, discos duros, carísimos, de 10 Mb).  O consideremos doce años después, 1995, a la tecnología Push que significaría que accesaríamos los streams de aplicaciones a como se nos pusieran (un concepto raro en sí mismo), ellas sirviéndonos a nosotros, no como lo hemos hecho, en que nosotros solicitamos la aplicación. Tampoco tuvo éxito. Y seguimos eligiendo la aplicación después de 14 años, en el año del señor de 2009. 

¿O alguien se acuerda de la WebTV? Internet desde tu televisión. Incluso vi anuncios en camiones urbanos. Tu acto de recopilación de información solitario favorito desde tu tv normalmente socializada. Los niños esperando ver su Cartoon Network mientras checas tus correos. O tú queriendo ver tu site de noticias mientras esperas a tu mamá a que termine de ver su telenovela. Por supuesto que falló estrepitosamente. (Haberme preguntado que pasaría, que caramba). 

En el hoy por hoy están las nuevas palabras que hablan de futuros. Unas son las redes semánticas. Bueno, esa son respaldadas por ni más ni menos Tim Berners-Lee, el creador de la World Wide Web y del HTML y del HTTP, y tiene quizá un futuro interesante y sobre todo, realista. 

O tenemos la cuestión en sí del macroconcepto de Web 2.0, que abarca demasiadas cosas para demasiadas personas. Algo así como que esta vez la cosa es personal, a lo largo y ancho de la misma galaxia y mil aplicaciones que nos potenciarán nuestras actividades y nuestras productividades. 

Según mamá wiki, Web 2.0 no es más que la megapersonalización de las plataformas y aplicaciones con las que los usuarios trabajamos. Fue designada como tal en 2004 en una conferencia y más que nuevas aplicaciones, se le distingue así a la filosofía de uso enfocada a la socialización de la red, llámese esto sobre todo a la compartición de aplicaciones o de archivos a nivel micro y macro a lo largo y ancho de todo el mundo cibernético. 

Entonces, dice wiki, Web 2.0 describe el cambio de tendencias de la tecnología de la web para ampliar la creatividad, las comunicaciones, la colaboración y la funcionalidad de la red. 

De hecho se afirma, continua Wikipedia, que los conceptos de Web 2.0 han conducido al desarrollo y evolución de las comunidades y culturas como los sitios de redes sociales, las mismas wikis, los youtubes, los blogs, los twitters, los RSS y demás lindezas que ya son de dominio público. Y otros más dicen que Web 2.0 no es más que un nombre comercial del cual las empresas se pescan, trepan, o se hacen autoreferencia para adentrarse en la mente del technoratti-to-be o del technoratti-wanna-be

Digo, de algo estas gentes tienen que vivir, ¿no? si no hay una obsolescencia planeada como en los automóviles (paulatina y algo de estacional en sí misma) y se está trabajando de mano con la Ley de Moore respecto a los procesadores algo deben de buscar las empresas con la Web 2.0, denomínense así en conjunto a ese complejo tecnológico-industrial basado en la plataforma Wintel con quienes hemos trabajado en los últimos 28 años. Ya toda una vida. O vida y cuarto.

 Y llegamos ahora sí a la tecnología Computación en la Nube, o Cloud Computing. Supongo que se llama así porque cuando se designaba a Internet en los diagramas computacionales solo ponían una nubecita.

 Así que la idea detrás del concepto es que lo que es el término “computación” estará en la nube misma. 

Hay personas que dicen que eso de la computación en la nube es una vacilada. Pero ya hay quien dice por otra parte que ya existe, como por ejemplo en el clásico caso de SETI@home, el proceso ese global que utiliza tu poder computacional de tu maquina casera o de oficina conectada en el gigantesco esfuerzo de unir una red inmensa de PCs de usuarios sin conexión o relación entre ellos, que se convierten a la hora de estar inactivas (cosa que sucede muy seguido) en un gigantesco hervidero de poder computacional fraccionado que en conjunto forman algo imponente. Al menos no te da remordimiento que tu PC se quede prendida gastando luz. 

Bueno, eso es una nube computacional. Un conjunto de computadoras que accesan un conjunto de datos, los descomponen como deben y entregan su resultado. ¿Es para tu utilidad práctica? No. Pero es un buen comienzo. 

Lo mismo dicen del Torrent y su ingeniosa habilidad de crear una red para que puedas tú buscar ese capítulo tan raro de tu criptoserie de TV favorita. Mientras tú esperas que unos amigos generosos y anónimos trabajen para ti, tú de la misma manera, anónimamente, trabajas para alguien más, en perfecta armonía.

Una nube gigantesca de usuarios que forman una permanente inteligencia colectiva con el propósito único de serte útil a mismo tiempo que tú lo eres. 

En ambos casos, son servicios. En el primero tú lo otorgas, en el segundo lo recibes y asimismo también lo otorgas en forma de minifracciones de recursos, tiempo, almacenamiento, y sobre todo, poder computacional. 

La IEEE, esa asociación internacional de ingenieros eléctricos en su sección de Computación de Internet, de la cual para esto ignoraba que existiera, define  la Computación de Nube como un paradigma en la cual la información es permanentemente almacenada en servidores en el Internet y guardada temporalmente en clientes que incluyen y, ah, aquí vienen las palabras mágicas entre las ya anticipadas: computadoras de escritorio, centros de entretenimiento, computadoras de tableta, notebooks, PDAs-like, computadoras de pared, sensores, monitores, etc. 

En ese caso ya estamos hablando de Software As A Service o SaaS, el Web 2.0 y tendencias, no productos, sino eso: tendencias en los cuales la característica básica será la confianza en Internet para que se puedan satisfacer las necesidades de computación de los usuarios a lo largo y ancho mientras exista banda ancha. 

La palabra clave aquí es, como en muchas otras áreas del confín humano, CONFIANZA. De que ahí estarán tus archivos siempre disponibles y siempre seguros sólo para ti, tal y como ahora están tus correos en Hotmail o en Google y que cuando quieras los podrás accesar. Y eso de las aplicaciones de oficina en la Nube es sólo el comienzo, luego podrían estar sistemas de estadística, de cálculos o manipulaciones  más complejas incluso, de base de datos, de lo que ya existe, caramba, de cada cosa, y quizá con el detalle de poder utilizar más poder computacional, bueno, eso de andar previendo tendencias puede dispararse hacia cualquier parte. 

Entonces esto tiene implicaciones en los equipos de los usuarios, en el ancho de banda existente, en la rapidez de los procesadores. Y en los temas de compatibilidad.  Y en los temas de resolución de problemas. 

Ahora, las preguntas, ¿quién pagará la cuenta? ¿De qué modelos de pagos estamos hablando? ¿Será todo lo mismo para todos los usuarios? ¿Todo el software estará en la nube? ¿Los más sofisticados? ¿Los más especializados? ¿Todos querremos ese esquema? ¿Dónde estarán los incentivos para los desarrolladores de software? ¿Estaremos todos de acuerdo en usarla? ¿Y los temas políticos? ¿Y los temas de privacía, como serán afectados? 

Ahh, ¿y cómo se arma una computación de nube? Y cómo se dice mejor en español: ¿computación de nube, o nube de computación? ¿Y cuándo sucederá eso? 

Es demasiada confianza, o será sólo confianza justa, ¿o cómo? 

Son las preguntas que se están haciendo muchas personas, en este mismo instante, mientras tranquilamente se toman su café… 

Pero alguien las resolverá para entonces… eso creo.