
¿Lo peor de una relación? El no saber porqué. El famoso no-sé-qué. ¿Qué le miras a ese tipo? ¿Qué le miras a esa chava? La belleza genera atracción. La atracción es parte de lo obvio. Y lo obvio es lo obvio, pero lo maravilloso en ocasiones es más mágico cuando no es tan obvio.
¿De dónde sale el amor? Dicen que de una necesidad profunda de estar con alguien. De pensar en alguien. De sólo querer hablar con alguien. O de sólo querer guardar silencio con alguien. De sólo querer tocar a alguien. O de sólo querer que ese alguien te toque. Nada más. Nadie más. Si una persona más aparece en la ecuación, no es amor. Es sólo algun tipo de necesidad egoísta. Nada más.
Una mirada correcta. Una sonrisa. Un guiño. Un tono de voz. Una deferencia sin sentido, sin causa aparente.
El amor ha estado en la mente de todos. Desde el más bajo al más alto al mas rico al mas pobre. Panistas, priiestas, perredistas, ecologistas. Y a todos los que estamos en medio.
Lástima que con el paso del tiempo se esté descubriendo la razón de las cosas. Pero es muy probable que ese conocimiento se quede con un puñado de aguafiestas. Según un número reciente de la revista Time, científicos que se creen con el derecho de sólo ellos decidir que es lo que sucede en la mente de las personas enamoradas han descubierto pistas.
Y ahí están esgrimiendo razones. Amor como resultado de necesidades sociales y biológicas. Amor como resultado de cuestiones un tanto mecánicas de afianzar lazos de unión entre personas para preservar las crías resultantes. Amor como resultado evolutivo. Amor como resultado de mecanismos disparados a través de oscuros espacios entre neuronas que se complican con cuestiones hormonales que se subliman con detalles de neuronas y sinapsis.
Que si las drogas actuales que sirven como ayudas sociales o como antidepresivos se encuentran en el camino del amor. Que de cierto modo sus dosis son las que

Esa búsqueda científica del porqué del amor. Del porqué enloquecemos. Del porqué flotamos. Porqué morimos. Porqué renacemos. Y poco a poco ellos lo sabrán. (O creerán saberlo.) Todo lo diseccionarán. Lo visual, lo auditivo, lo olfatorio, lo táctil, los procesos neuroquímicos. Las necesidades que lo hacen factible. Y las que lo hacen posible.
Y nada tiene que ver con la procreación, pero sin embargo... Y todo parece apuntar hacia más arriba... y no necesariamente divino.
Y los científicos analizaron y segurián analizando también el ritual de la primera cita y sus subsiguientes. Después de que a través de decenas de dudas, corazonadas, decepciones, esperanzas se llegue a la persona correcta... que es ahí es donde todo da lugar.
A través de máquinas oscuras de resonancia mágnetica se busca saber porque se siente tan bien el estar enamorado. A través de paneles de control misterioros se ha sabido que se realiza en lugares extraños y poco necesarios de saber por todos los demás normales y mortales, como ventrales tegmentales, en las regiones inferiores del cerebro, que es donde se deduce dónde la sensación del romance es procesada.
Lo magnificente reducido a una simple emisión de una refinería glorificada de dopamina. Pero, si la reflexión se da, descubriríamos que en eso también hay gloria.

Ahí es donde esas máquinas de magnética resonancia revelan la señal inequívoca física del amor. De ahí se envía dopamina hacia las regiones superiores. Y es donde crea la motivación, la conducta encaminada a triunfar, la de conseguir objetivos. Incluso crea el extasis. La sensación de tocar el cielo. La sensación de flotar. La sensación de la eternidad.
Pero, como indican los estudios, no solo de dopamina vive el hombre. También de serotonina (sustancia que ayuda a que los neurotransmisores fluyan). Y sobre todo, de oxitocina.
Porque, mis amigos, la clave de la unión de dos bellas personas, es por la continua

Más sin embargo el amor sigue... Y sigue en las fases del pásame-el-periódico, o en la fase de porqué-no-mejor-jugamos-Monopolio. Y es porque sencillamente tenemos que adaptarnos a vivir juntos, más que por otra cosa, porque los niños y su crecimiento normal más su maduración propia así lo requieren. Y para que eso se dé se necesita amor. Causa-consecuencia-refuerzo-llama...
Y en estos tiempos de tecnología a través de sus artilugios de pantalla-teclado que impulsa más el conocer personas a través de las distancias, incluso a través de los océanos, esto no necesariamente diluye la posibilidad de encontrar a alguien que podrás amar y que estudie en tu misma escuela, o que trabaje en tu misma oficina, o que vaya a tu misma iglesia, o que viva al lado mismo de tu casa.

Lástima que con el paso del tiempo se esté descubriendo la razón de las cosas.
Pero recuerda: al mismo tiempo puedes elegir en no creer esas razones.
Sólo ama. Sólo déjate amar. Ya sólo te quedaría rezar porque sea eso con quien quisiste, para toda la eternidad.