Los nanocuentos son partículas de historias, son semillas de cuentos que podrían ser tan íntimos como los sueños de una bacteria, o los microsegundos de un dios cósmico lleno de terror e ira, sólo al pendiente de las novas a estallar.
Pero se puede dar que uno desarrolle pequeños instantes de miedo y emociones y sorpresas e ideas...
Se puede dar... Ojalá se den. Más vale que se den. De ellos depende que el nanocuento tenga éxito. Pero hay más nanocuentos, por definición que tiempo y que vida...
Uno por cada molécula que ocupe un espacio que ocupe un pensamiento que ocupe una mota de polvo en un desierto lleno de sol.
De mi libro 501 Nanocuentos para Hormigas, y aquí en la calor, esperando por las hormigas para que al menos ellas me lean...
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