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miércoles, septiembre 17, 2025

0012 Las calles sucias. Maravilla de la naturaleza, los que no lo vean, quédense ciegos.

NnCt 0012 de 1,440 calles sucias en perfecta simetría.///




RELATO 0012 EL DE TAMARA DIOSA DE LA DISCORDIA


Es que quizá del espacio no las ves, no las vives, pero por una razón u otra las caminas y así recuerdas ese camino por las calles de Pachuca, triangulares, romboides, trapezoidales, esquinas que hacen ángulo con otros planetas, con otras épocas, con otras dimensiones, en busca de esa mujer que te prometió el paraíso, esa mujer sonriente de labios rojos que encontraste entre tantas correrías y que en una noche te ofreció un tequila y jamás habías tomado uno y le dijiste eso, ¡no, yo no tomo!, que ahora al final de mis tiempos grises blancos llenos de edad, suena ingenuo, suena idealista, como si tomar o no tomar sea una posición de lucha, de batalla, pero sí, aceptaste porque no sabías, no supiste cómo decirle que no, a Tamara, la chica de los labios rojos de los que no podías quitarles la vista como si fuera un escote, bello, profundo que invitaba al rapel y ella te dijo, ¿quieres más?, ¿Otro tequila? Hay en mi casa y mis papás no están y tienes veinticinco años y ella dieciocho y te dio unas señas  de ángulos triangulares, romboides, trapezoidales, esquinas que hacen ángulo, de la Villita hacia el Palacio y de ahí al Reloj y luego a la izquierda antes de llegar a la Universidad y si has conocido Pachuca podría ser Paris de así de irracionales son sus calles y si tuviera puentes, en una de esas dirías “¿encontraría a la Maga?” en homenaje al Gran Cronopio pero solo te reirías amargamente porque seguían pasando las horas y en cuanto te inquietabas te acordarías de Marcello Mastroianni también en aquella película de los años cincuenta, la de Noches Blancas, basada en esa historia larguísima que leíste en la prepa por curiosidad en la que salía una hermosa mujer esperando a su amado, que solo salió una vez a media película, pero fue Marcello aprovechado de su guapura en que se encontró con esa ragazza bellísima y ahora era él quien la esperaba a ella en ese puente, increíblemente, y no hay puentes así en Pachuca, ¿pero dónde estaba Tamara? Y se aparecieron los amigos que hicieron campaña por el candidato ahora casi gobernador que casi sería el virrey ungido de ese estado y a quien no lo volverías a ver jamás y evitaste quedarte con ellos porque también querían sus cruzadas hidalguenses y no pudiste evitar que fueran cinco tequilas más y eso no lo sabes hacer y si no te pusiste mal fue por la comida llena de grasa, que, bendita sea, evitó el mareo y pensaste que pudiste ser un gran borracho amigo de todos, y en un carro viste a Alejandra, la bellísima peinadora saliendo sola mirando a todas partes del lugar ese, del bar magnífico de ese amigo de todos y que después no quisiste decir nada porque era obvio que venían de un encuentro ilícito demasiado vaporoso y pronto viste en otra calle como en una visión a los músicos que tocaron dos horas una tras otra en una bohemia y les quedaron debiendo la tocada porque pensaron que disque lo hicieron como amigos y fue ahí donde escuchaste la de Mi Latido por segunda vez, con su la-la-lá, la de Aute, pero cantada por Javier Álvarez… Hay algunos que dicen que todos los caminos conducen a, en este único caso, a Pachuca, y es verdad porque el mío y te preguntabas qué hacías ahí y el reloj seguía tirando al suelo minutos, muchos minutos, tantos que hacían tanto bulto y ensuciaban más las calles, tanto que querías detenerlos y regresarlos a su reloj, ¿Y Tamara? La chica de los labios rojos bellos listos para ser mordidos en medio de su sonrisa prometiendo caricias sin freno, delicias sin mil y malicias fuera del mundo que de pronto reflexionas que tal vez no iba a haber nada nunca de ella porque en un ataque de realidad pensaste con alarma, que realmente no quedaron en nada, solo algo así como de “me gustaría verlo en mejores condiciones en otra ocasión, pronto” y quizá todo lo soñaste y en realidad ese tequila sí te afectó y de pronto escuchaste balazos y te asustaste y nadie hizo nada, la poca gente que deambulaba y entendiste, “son cohetes”  tal como dice Fernando del Paso en su novela de Noticias del Imperio cuando la emperatriz Carlota preguntaba  en su mansión de la locura, “¿qué estarán  haciendo los mexicanos en este momento?” y siempre le respondían “Tronando cohetes, su alteza, tronando cohetes”… y en eso vi a un vehículo que era todo blanco y negro, era como un sueño, una visión y ahí vi a Tamara y vi sus labios rojos que invitaban a comerlos a lamerlos a tenerlos a no separarse nunca de ellos y la vi sonriendo y tal vez todo es el tequila el uno, el dos, el tres y el cuatro y el cinco y las cruzadas de esos amigos que me retaron me afectaron la mente la conciencia el recuerdo y la decisión y recordé cómo también me retó ella y solo salió el sol y me despertó, escuché un gato a lo lejos, la luz en las ventanas, los amigos desconocidos celebrando con tequila el triunfo de su candidato, dormidos y me levanté despacio y abrí la puerta y ni me acordé de Tamara… porque… ay, amor mío, qué terriblemente absurdo es estar vivo, sin el alma de tu cuerpo, sin tu latido, la-la-lá…y sus labios rojos se disolvieron en rosa, luego en gris, luego en lluvia, luego en niebla, luego en limbo… ///0012


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