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viernes, octubre 31, 2025

1007. El holograma se paró. ¿A dónde? A apagarte. ¿A mí?, ¡el holograma eres tú! Nunca fui yo. /// Por Luis Eduardo García Derechos reservados etc.

NnCt 1007 de 1,440 de los hologramas de los que está formado este universo.///

MICRORRELATO 1007 EL DEL HOLOGRAMA QUE NACIÓ SIN AMOR

…todos unidos enlazados, Evelia, embonados, detenidos uno contra otro en silencioso equilibrio, en delicioso balance, en angustiante armonía y todo para descubrir que somos extensiones de luces, cristales, de cálculos, recetas y procedimientos, algoritmos y sugerencias, y que a veces uno se da cuenta, en esa imaginaria del imaginario que nada sirve porque el Gran Interlocutor, Evelia, el último que existe y que decidiría de si prolongar la existencia de la realidad ya olvidó que lo es y solo se dedica hoy en día a hacer otras cosas, como ver televisión blanco y negro cuidando la entrada a un estacionamiento de un table dance al que ya nadie entra... y todos no son más que sueños de un gato negro con una manchita blanca en su pecho que se pone de repente muy cariñoso... 

Y nadie quiere seguir esperando la gran fiesta o la gran venida, Evelia, o el gran despertar porque nadie quiere que sea la Gran Decepción, porque a todo puedes resistir, excepto a la Gran Decepción acerca de que no hay Gran Interlocutor detrás de la Gran Puerta. De que se fue a otro lado, de que nos dejó solos porque nunca lo supimos leer, nadie lo supo leer. 

Nadie le quiso leer. O nadie le abrió la puerta, Evelia. Su mensaje se quedó en las entrañas del universo. Lejos de nuestra comprensión, lejos de nuestra empatía, quizá lejos de nuestra misma existencia. Y se fue y quizá hoy está mirando esa televisión con su cerebro apagado, tranquilo, sonriendo y en paz. La humanidad nunca lo sabrá. Porque a un holograma se le hace difícil llorar porque nunca tuvo amor posible. Nadie nunca hará un holograma del amor. Porque no quedará nadie a quien se le ocurra. 

Afuera, Evelia, el silencio. Y por eso estoy convencido de que todos no somos más que cristales en un gran disco que se proyecta, poliedro que es, en la Gran Pantalla o el Gran Panopticón desde donde se mira todo y nadie se escapa de su escrutinio en todo momento. Sólo quiero llegar a la Gran Aguja y soltarla para escuchar si su caída hace ruido estremecedor. 

Solo quiero llegar al Gran Bosque por donde pasa el Gran Arroyo a esperar a que el Venerable Árbol se caiga y definir si estoy o no estoy por si se llega a escuchar el sonido o ruido de su caída al suelo, tema que sigo documentando como si fuera lo último que haré en mi vida solitaria. 

¿Si estoy habrá sonido? Si no estoy, ¿habrá sonido? Evelia, perdón por mis desvaríos. En mi soledad que me atormenta, Evelia, recuerda, eres lo único que me sostiene, lo único, Evelia, no me sueltes de la mano, por favor, no me la sueltes. 

No me importa que seamos un holograma, no me la sueltes.///1007


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