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viernes, noviembre 07, 2025

1015. Espera en el café. Nada afuera. Ya diez meses. Y no hay Splenda. Alguien tendrá que salir. // LuisEduardo García, todos los derechos reservados.

NnCt 1,015 de 1,440 cajas, toneladas de Splenda del mundo dulce amable, por los ositos cariñositos del Fisher Price, por tanta cosa bella y agradable del Universo dulzoso, te rogamos señor.///

MICRORRELATO 1015 EL DE TODO LO QUE NECESITAS ES EDULCORANTE CANCER-FREE

Ofelia, ¿estás ahí? Toca la clave para saber si eres tú… perfecto, sí eres tú. Bueno, te comentaba Ofelia, mis reflexiones, espero que no me grabes, es complicado llegar a esto y que luego te expongan y sea un tema de vulnerabilidad en el futuro, que por la dulzocidad del mundo es la que importa porque la vida es como ese mundo de juguete donde el mal no existe, ni lo que es, lo que haya sido, lo que será, emanado del mal ni de su creador... así el tema es cuando te habitúas a un sabor y no lo hagas, joven que me lees, Ofelia, ¿nos estará leyendo alguien? Supongamos que sí, Ofelia, que es un lector que se viste medieval, de 23 años, que no tiene acceso a temas de electrónica, que confía en lo que le dicen sus mayores y que su alma cuando ya no esté se la llevará Jesús a un lugar mejor que éste… Y le diré, No, joven, no seas codependientoso de una sustancia como es el Canderel, perdón, el Splenda, ¿ves? Ofelia, lo tengo marcado dentro de mí, ni modo, esa es la historia y en momentos la desesperación es tan grande que irás a la oscuridad a reptar incluso para buscar más de ella, porque el café, el rico café, solo se encuentra en su dimensión correcta, con el Splenda en su dosis y esa noche que me aventuré en la oscuridad, empezaba la tormenta y en un rayo, el único rayo solitario, vi como dos mil ojos me miraban, Ofelia, y no eran amigos, no, esos mil gatos no eran mis amigos, por eso volver con el Splenda para mí y mis amigos iba a costarme, mucho iba a costarme... Pero es que yo soy generoso, Ofelia, la generosidad es para mí ciega, hago el bien sin ver a quien, yo sí creo en evitar la Tragedia de los Comunes, yo sí creo en el Gen Egoísta, debo ayudar a las personas en la mañana, y que me conozcan a la luz, para que en la noche, cuando andemos sin luz, no me golpeen. Esa gente es rabiosa, resentida, te ve diferente y les crea envidia, soy el Otro y Jean Paul Sartre dice que el infierno son los Otros y yo soy su infierno, lo decía, creo, en algún momento finisecular, Plastilina Mosh. La maldad de la gente se da cuando el corazón deja de ver, lo sabes, Ofelia, deja de sentir, es una tradición o un mandamiento o un artículo transitivo de la Nueva Constitución de esta la Sexta Transformación Ahora Sí, esta es la Buena, pero valió la pena porque el café no me sabe a nada sin dulce y sí, sé que seré escupido del cielo de inmediato porque soy tibio, Ofelia, y me lo advirtieron, mil mujeres me lo dijeron, me taladraron el cerebro con ese tema, no, no son mil mujeres, ni cien, pero no puedo darte el dato exacto, lo desconozco, sí, pueden haber sido tres, o trescientos, el detalle doloroso, infernal es que el cielo nos escupe, por tibios, porque nunca nos comprometemos, ni a los hijos ni a los padres ni a la nación, pero, Ofelia, me gusta el café casi ardiendo.

 No, Ofelia, no me molesta usar la palabra “casi”. No, no siento que denigra o desmerece lo que sigue. Es solo que toda la aseveración sí merece el “casi” y Ofelia, hoy no deseo pelear, ya estoy cansado de pelear y te lo juro, seré buena persona, Ofelia, diles que ya no me peguen, parafraseando a Rulfo, diles que ya no me peguen por pedir lo que me merezco, Ofelia, solo quiero Splenda, la vida es ya demasiado dolorosa sin Splenda, dame Splenda, Ofelia, dame más Splenda. ///1015


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