Nanocuento extendido 1023 escrito por Luis Eduardo García que estoy en el proyecto literario amplio experimental de yo experimento escribir, tú experimentas leer y todos resultando en cierto grado de impresión desde 0-indiferencia, 10-entusiasmo total, demasiado optimista, proyecto denominado tambien, "Soy 1,440 nanocuentos-videos-relatos", o sea, 4,320 piezas independientes-codependientes de... algo. muchos algo.
Estas son 2 piezas de 4,320. El video anda por aquí en Fb o en TikTok.
NnCt 1023 de 1440 curiosidades que nos lleven a una mejor comprensión de qué somos, qué haremos, a dónde vamos, de donde venimos, hacia donde llegaremos, a qué horas, ¿ya vamos a llegar? ///
NO TAN FLASH FICTION 1,023 EL DE LA VIDA SECRETA DE LOS BISONTES PINTADOS EN LAS CUEVAS
-Evelia, la vida ha sido así.
-No, no siempre ha sido así, así te ha tocado, así ha sido la mala suerte. Te dices mártir. Te encanta ser mártir.
-Déjame continuar, ¿quieres?
Ella se encogió de hombros.
Estaban en un café, el Magritte, por Los Tubos de Gómez Morín, al que al parecer nadie sabía que le quedaban sólo dos meses de vida, problemas de mala planeación, de mala ubicación y de otros aspectos de los que no tiene sentido hablar porque esto no es de mercadotecnia ni de negocios. En cuanto a ambiente y decoración, la obra de Magritte estaba presente por todas las paredes, pero no importaba mucho porque la gente no sabía con claridad quién había sido Magritte ni su importancia en lo que a surrealismo se refiere. Le hubieran puesto Frida o algo así. Con todo, a las pocas personas que les gustaba lo iban a extrañar y dejar en el recuerdo, treinta años después, pero para cuando lo extrañasen, sí es que les extrañase, de nada serviría, nunca fueron las veces que el café necesitaba que fueran, ni consumían lo que se necesitaba que se consumiese, un lugar así no puede vivir solo de clientes que consuman café. De hecho, el tipo con la manzana en la cara no sabían si los estaba viendo o no, por eso, por lo de la manzana, El Hijo del Hombre se llama esa pintura y es muy probable que nadie o casi nadie recordase como se llama esa pintura que es muy famosa, de hecho salió en la película del remake de The Thomas Crown Affaire, la de Pierce Brosnan.
Trinidad continuó con un afán de ser conciliador, se le daba mucho ser conciliador, se consideraba mucho que era conciliador, cuando cumpliera los sesenta pensaría que toda la vida fue conciliador y que eso había sido bueno:
-Te decía que son incógnitas de la vida misma, de la esencia de ese concepto de luz que es la, redundo, vida, movimiento, creencia de tiempo transcurrido, de necesidad de gastar y consumir combustible que nos mantenga encendidos, porque estar encendidos lo es todo, y sí me llego a entender de dónde vengo y cómo funciono, será el comienzo de llegar al máximo yo, al máximo encuentro…
-Siempre dices lo mismo…
Él la miró con dureza, ¿sería que él se exigía demasiado, a él lo miraban con dureza, él miraba con dureza?, se le hacía justo. La vida era de responder a la pregunta. Sea cual esta fuera. Aunque no fuera pregunta, habría que responder. Responder era signo de vida. La pregunta era consciencia. Continuó:
-…a la búsqueda de la misma alma torturada que apareció en este mundo, en este planeta sin pedirlo, sin merecerlo y ya que estamos dentro y nos volvemos conscientes, no queremos salir de la búsqueda de estímulos para prolongarla sin sentido, lo más posible, y después de entender cómo funciono, seguirá cómo funciona mi gato, eso sí, es nivel mayor de la existencia existente máxima... gatuna...
-Ahí vas con tus gatos. Eso por un lado… por el otro, tú siempre eres terco pensando que a la gente le gustará lo que a ti te gusta y las cosas no son así, me temo, Trinidad. Tienes cruzados los cables de la popularidad.
Trinidad pensó que no debía meterse nadie con sus gatos. Los gatos eran él. Él eran los gatos. Bendito sea el nombre de los gatos aunque estos fueran privados y secretos según T.S. Elliot.
-Me presté a esos exámenes, Evelia, los que vas y por una cantidad pagas y te dicen eso, cómo funciones, y ya sabes, yo quería saberlo, llegar al origen, que alguien me dijera, yo ya tengo su origen y su origen es este…
-Te dije que no valía la pena. Yo te pude haber hecho un examen y listo. Lo sacaría de alguna revista vieja de mi mamá, Vanidades, Cosmopolitan, Eres… esas revistas con su cuestionario existencial. Ah, y sin gastar.
-Sobre simplificas demasiado como siempre, Evelia. Pero, okey, debo entender, andas con tu crisis de lo de tu trabajo, te dije que lo bueno era que no eran más que tres meses, bueno, sé que siempre es traumático ese tipo de cosas y que es respetable, pero no tengo la culpa. Ahora con los exámenes quizá pueda entrar en otro tipo de terapias y…
-Por fin sabes si eres Neanderthal. No vayas muy lejos, me hubieras preguntado, ¡desde el primer día me di cuenta, eres 250% Neanderthal!
Acostumbrado a sus sarcasmos, él tan conciliador, porque ella era muy buena con esa técnica o maniobra de diálogo o debate o discusión de argumentación-contra-argumentación, y que al principio de la amistad o relación o lo que tuvieran ellos, no estaba muy definido, ni era necesario definirlo, nadie pedía definirlo, de hecho, no tanto, y en eso de diálogos de ping-pong y rebotes, él comprendía con el tiempo que ella se soltaba sin límite cuando sentía que debía liberarse de esa energía intelectual que se le daba al instante de recibir e interpretar los mensajes de él, por considerarlos injustos y sesgados, convenientes y ventajosos, y de sólo imaginar las ocurrencias que ella contenía en su mente y que sin respirar, sin pausa, armaba, medía y respondía de inmediato y en este caso él solo respondió, a la defensiva normal y un tanto asimétrica:
-Es algo, pero no todo, es saberlo todo, gracias a las técnicas de estos temas es saber por qué estamos aquí, es saber un 360 espacial temporal de mi persona. Para lo de la terapia…
-En nada te va a ayudar, estás enquistado en ti. Nada de lo que sepas de ti te ayudará, tú necesitas que te disequen… no creo que ni en la autopsia sepan que es lo que eres y tus conductas. Ya deja de hablar de terapias, es puro tiradero de dinero, en ti más que nadie…
A veces Trinidad sentía que Evelia era muy dura con él. Sí, era terrible que te corrieran de un trabajo cuando empiezas apenas a mostrar lo que sabes. Evelia le había contado que era un trabajo de entre-trabajos. Solo para estar ocupada mientras ocupaba su verdadera vocación, con el tiempo ella olvidaría ese trabajo porque no le causó ninguna impresión más que la salida. No recordaba a las personas en absoluto, no se lo merecían. Consideraba que su mente era de espacios limpios y que era para temas y personas y causas que ella considerase importantes. Trascendentes, agregaría ella.
-Si te refieres a mi introversión absoluta estás muy equivocada. Si es sobre mis grandes capacidades de observación, también.
-Eres rupestre, Trino, es lo que eres, pintas cosas en las cuevas y quieres que te las admiren, y ahí te quedas, sólo en eso… superficial, atractivo, pero no vas más allá de los bisontes, de los venados o lo que sean…
Trinidad sonrió, Evelia era eso, la ocurrencia en persona, quizá por eso le atraía tanto, su inteligencia se denotaba:
-Rupestre. Me agrada. Mamuts. Eran mamuts lo que pintaban en esas cuevas.
Ella pensó en su insensibilidad y en su capacidad fabulosa y pasmosa de escaparse de la realidad inmediata, de cómo se escurría Trino como trucha enjabonada. “Pescado enjabonado” le corregiría él. Y sí, le agradaba mucho, no era mal tipo y se encontraban genial en la intimidad, pero la intimidad no era todo, la vida de ella eran más cosas, persona, carrera, entorno, amor e intimidad. Ella veía que el tiempo pasaba y no ocurría nada más y ya los tiempos, sí, eso, los tiempos exigían cambios y ella era de cambios.
-Ya vámonos, no quiero pagar otra hora de estacionamiento. Hoy no quiero nada contigo, tenía grandes planes para ti y para mí, yo no quería venir a este café, no me gusta este café, no me gusta la música antigua de este café… y ya con todo hoy quiero olvidarte, hoy quiero olvidarlo todo. Cuando te corren de tu trabajo no tienes ganas de hablar de cómo la persona funciona y si eso tiene que ver con la vida misma. Nunca me preguntaste cómo me sentía… Eres un narcisista, no sé cómo me enredaste… pero, no, al final la culpa la tuve yo. Estúpida que soy… eh, y paga el café, te toca a ti…
Evelia salió y Trinidad la miró suspirando.
-¡Te marco! -le gritó pero ella no le escuchó.
Se quedó, sentado, como siempre, a lo último de la canción que salía de las bocinas, era Alice Cooper cantando Billion Dollar Babies y pensó en que debió seguir con la banda, en lugar de hacer baladas como la de “Only Women Bleed” o la extraña, curiosa, inmensamente popular y absurda viniendo de él, “You and Me” y que luego Kiss hizo algo similar con “Beth”. Meneó la cabeza con impaciencia. Pues, concluyó, todo es mercado finalmente.
Pidió la cuenta, dejó un billete y veinte pesos y salió sin ver atrás. Todavía tenía que ir al super. Comida para los gatos, cierto. Eso sí era importante. Esperaba a que no hubiera mucho tráfico.
El Hijo del Hombre de Magritte no se dio cuenta de que Trinidad salió por última vez de ese café. No importaba. Cosas del Universo indiferente del que nadie sabe nada ni antes ni después de un momento determinado.///1,023
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