1 de febrero 2022, Martes
“Tenga este pensamiento a mano cuando sienta que se avecina
un ataque de ira: no es varonil enfurecerse.
Más bien, la dulzura y el civismo son más humanos y, por lo
tanto, más viriles.
Un verdadero hombre no se deja llevar por la ira y el
descontento, y esa persona tiene fuerza, coraje y resistencia, a diferencia de
los que se enojan y se quejan.
Cuanto más se acerca un hombre a una mente tranquila, más
cerca está de la fuerza”.
—MARCO AURELIO, MEDITACIONES, 11.18.5b
Este mundo de competencias, de pruebas, de extraños buscando
un lugar cuando tú estás buscando uno también... y sólo hay ese, uno. Y algún
extraño es probable que se quede con ese lugar y puede que de pronto lo haga
rompiendo reglas... Sucede. Sucederá.
Y tú sí las jugaste y esa persona no. Te sorprendió que se
saltara las trancas. Y se sonrió aparte sin disimulo.
Triste nuestro caso e incomprensión de la vida y del mundo.
Porque resulta que el mundo no es cómo nos dijeron, y uno
reacciona a eso de varias maneras, una puede ser la sumisión, otra la rebeldía,
otra, la rabia.
Y pues a veces explotas. Contra el sistema, contra la
injusticia, contra la equivocación cometida en tu contra, contra tantas cosas.
Y la explosión es espantosa. La adrenalina sube, la vista se
nubla, empiezan los gritos, la rabia eclosiona. En fin.
Cómo dice Job en su Libro, capítulo 5, renglón 7: "El
hombre engendra la desgracia, así como los hijos del relámpago emprenden el
vuelo".
Lo leí en Snoopy y Charlie Brown. Por ahí lo puse.
Lo que causa la explosión no depende de nosotros, pero la
reacción a la explosión, sí.
E insisto, Marco Aurelio debió haber sido un santo. Ahora
resulta que no se enojaba el canijo. Muy tranquilo, ¿eh?
Y cuando algo ocurría
contaba de seguro del I al X... I, II, III, IV, hasta el X. (Digo, era romano y
así contaban los romanos, ¿verdad?)
Así se le pasaba el enojo de seguro. Por supuesto.
Nuestro amigo Marco Aurelio habla luego de si la virilidad
en el mantener la calma con dulzura y civismo, pero yo no sé si eso se premie
en la calle.
Pero tal vez, sólo tal vez, y creo que es consistente con el
estoicismo.
Aguantar, meditar, no soltarse a la violencia de las
emociones descontroladas y desenfrenadas.
Saber controlar la ira es básico. No mostrar sentimiento, o
tal vez usarlo a nuestro favor, con frialdad y serenidad.
Eso sí, estoy de acuerdo en no quejarnos. Yo soy de la
escuela de asimilar y asumir. "Apechugar", le dicen algunos.
También pienso que algunas cosas que leo aquí con Marco
Aurelio, emperador de Roma en sus momentos más ilustres, se parece a lo que
dice el Tao, en el sentido de aceptar lo inevitable y mantener el equilibrio.
Explorar el interior y mantener el poder y la paz dentro de nosotros mismos.
Pero "apechugar" con visión. O sea, no somos
"Punching Bag" de la vida para que nos vuelva a seguir pegando, o que
nos tropecemos varias veces con la misma piedra, seamos más precavidos, por
ello, recordemos, prevengamos, ¡caramba!
Aceptemos que veces
se pierde, a veces se gana.
Hemingway decía que a veces ganas en Pittsburgh y a veces
pierdes en Baltimore. El tema es que tengas más victorias al final del año o de
la vida. Esa es la clave. Perder, sí, pero no siempre.
Por eso reaccionar con calma. No con ira. No con violencia.
Ok, ok, con poquita, ¿sí? No exageres.
Otra cosa, en otras partes de este Fb he mostrado que soy
rencoroso, pero es mi tipo de ser rencoroso. Digo, el odio no me consume ni el
rencor en sí. Lo que pasa es que tengo mucha memoria para lo bueno y por
supuesto, para lo malo.
Por ello, contemos también lo bueno. Cuantas veces sea
necesario.
Asílascosas.
LEGG
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