15 de febrero de 2022, Martes
Otra traducción:
"Recupera la sobriedad, recomponte tras dejar de dormir
y concluye que unas pesadillas te importunaban, mira esto como mirabas
aquello..."
—MARCO AURELIO, MEDITACIONES, 6.31
"El sueño de la razón produce monstruos" decía
Goya. Más bien, no
"decía", ¡pintó Goya!, allá
comenzando los 1800s, en una aguafuerte, le decían, todavía no sé que es
exactamente un aguafuerte, pero la pintura es espantosa, tiene a una persona
doliéndose en una mesa y monstruos atacándolo etc.
Parece estar en un "delirium tremens" de
alcohólico irredemible, temas que están totalmente fuera de mi dominio por no
probar alcohol en escala o frecuencia suficiente debido a que mis amigos no
pasaron ese tipo de pruebas adolescentiles (yo menos),y que puesto a eso, solo cuento en mi haber cinco tequilas en mi
vida, uno debido a una chica de 18 años que me desafió a una
"cruzada" (una maniobra que involucra tomar con el brazo cruzado con
el de la otra persona, algo medio complicado, demasiado personal para mi gusto
y que si te negabas ocasionabas un gran malestar social en las personas que te
invitaban) que es el término que los hidalguenses definen para unirse más como
amigos o compañeros con el alcohol intermedio, el caso es que fueron dos con
ella en un evento de campaña y otros tres en otro evento similar con tres tipos
diferentes, medio tomados todos, ocurridos en el año que deseo olvidar de 2005.
Pero como siempre, ya me desvié. Hablamos de las pesadillas.
El soñar es como una dimensión de descanso, se dice que el
ser humano necesita el sueño para regresarle al cerebro lo cansado, lo que se
rompió, las conexiones que se desgastaron durante tanto trajín y todo ponerlo
al tiro de nuevo.
Las pesadillas son, ¿qué otra cosa más? juegos de la mente,
que sí, ha de ser interesante saber cómo se forman estos en una pantalla del
lugar en donde se proyectan en el concepto cerebral, imágenes tridimensionales
de eventos ocurridos, o eventos posibles o eventos incluso imposibles.
A los que se refiere Marco Aurelio es a las historias
¿mentales? ¿oníricas? en las que existe un guion escrito por un maestro del
horror que se desarrolla hacia que nos ocurran cosas que atestiguamos con todos
los sentidos, que por causas precisas nos causan miedo, terror, pavor y que
aceleran el corazón.
Y que, de tan reales, no sabemos si fueron realidad o
imaginarias. Ese es el valor que les damos. Apenas discernimos. Y me podría
extender, creo, en esto.
Pero bueno.
¿Porqué entre todas las posibilidades los sueños, mensajes
del cerebro hacia el mismo cerebro, se va a recrear escenas tan espantosas que
ni me atrevo a mencionarlas aquí, dado que involucran a seres cercanos?
Cerebro que ataca al cerebro de manera emocional, ¿no?
Todo está dentro. Somos los causantes de las pesadillas, no
me van a decir que es otra entidad aparte de nosotros mismos que las provoque.
Bueno, una posibilidad.
Sólo sé que las pesadillas están ahí, no creo que ocurran
porque comimos mal, sólo son esas insondabilidades mentales, fantasías que
aparecen en nuestro teatro y que nosotros las aceptamos como reales durante
momentos o minutos, eso sí, no creo que horas, la verdad.
¿Quién aguantaría tanto sufrimiento?
No creo en que haya relación del significado de los sueños
con la realidad con la ,o dentro de la, que interactuamos, no creo que avisen
del futuro, pero sí que dentro de nosotros, cada uno, tenemos elementos o
conceptos de miedos, ansiedades y angustias, y algo, eso es lo misterioso,
desencadena, dispara imágenes que nosotros mismos reconstruimos y le otorgamos
validez.
Y que de alguna manera ACTUAMOS COMO QUE ESTAMOS DENTRO de ese teatro mental y que nos impele a seguir
ese guion escrito por un maestro del terror omnisciente porque sabe dónde o
cómo nos asustamos, o cuáles son nuestras debilidades o nuestros talones de
Aquiles.
No quería escribir tanto, sólo que los monstruos están
dentro de nosotros, pero sí, las sufriremos cada tanto, las pesadillas, y
despertaremos de ellas con el corazón acelerado, con el sudor tal vez o quizá
lo hicimos, despertar por el mismo grito que exclamamos, en nuestra realidad
real, por decirlo de alguna manera, de
tanto miedo, tanta angustia, tanto terror.
Mejor, de plano, programarme desde la noche, "no soñaré
pesadillas, mi sueño será aburrido" diez veces.
A ver: "no
soñaré pesadillas, mi sueño será aburrido"
"no soñaré pesadillas, mi sueño será aburrido"
"no soñaré pesadillas, mi sueño será aburrido"
"no soñaré pesadillas, mi sueño será aburrido"
"no soñaré pesadillas, mi sueño será aburrido"
"no soñaré pesadillas, mi sueño será aburrido"
"no soñaré pesadillas, mi sueño será aburrido"
"no soñaré pesadillas, mi sueño será aburrido"
"no soñaré pesadillas, mi sueño será aburrido"
no soñaré pesadillas, mi sueño será aburrido".
Ya me dio sueño. Soñaré con Marco Aurelio. O con el tequila
que nunca me causó interés.
Y de paso decirlo, ni daño ni molestia. Ni gracia ni chiste.
Por eso no le seguí.
Sí me hubiera hecho gracia, pues... ahí sí, hubiera sido el
alma de la fiesta, ¡caramba!
Asílascosas.
LEGG
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