NnCt 1230 de 1m440 mensajes de gatos que me dijo mi gatita pero ninguno tiene sentido y al final de cuentas es solo su opinión y nunca le hago caso realmente porque lo que ella solo quiere al final del día es comer y comer. // 09/08/25
EL GATO QUE SÍ ESTABA
Garza de la Garza contaba, preocupado, hablando en voz baja:
-Me salí a fumar un cigarro. Regreso y el gato ya no estuvo. Solo lo metí a la caja y ya ejecuté los procesos y sencillo, pero ya no está. No ha regresado. Cuando se entere Contreras, espero que no se enoje conmigo. Yo sólo hice lo que me pidió el protocolo. Como el gato era de todos y de nadie. Pensé que si me lo prestaban un ratito…
Rome lo seguía recriminando.
-Hacer la prueba del gato de Schrodinger, la derivada. ¡Qué bárbaro! Eso hiciste, sin avisar a tu tío Contreras.
-Ahora que lo pienso, Rome, pues sí, me dijeron eso “puede que mates al gato”. La prueba es solo ver si el gato está vivo o muerto al mismo tiempo. Nadie quiere matar al gato. Yo no quiero matar al gato. Me gusta Rumpels. Hice lo posible para que no le pasara nada, pero ya no está y no ha vuelto. Además, ¿cómo se te ocurre que se podría morir el gato? Es imposible. O desaparecer y no regresar. Estaría las dos cosas al mismo tiempo, la idea era probar la paradoja de lo imposible.
-¿Entonces para qué hacemos la prueba con un gato vivo? Pudimos idear otra cosa. No sé, poner una taza de café que salga caliente o fría. Al mismo tiempo, o te hubieras puesto tú, Garza. A ver si no te morías o vivías al mismo tiempo…
-Porque la tenemos que hacer, Rome, es el check, es probar, el gato sobrevivió. Check. Parte del protocolo, poner un ser vivo, a quién pondríamos, ¿a tu perrito? El doctor Contreras dijo que se tenía que cumplir el protocolo y lo cumplí. No había indicaciones de lo contrario…
-¿Pero a quien le importa la prueba en este caso? ¡Era nuestro gato! La institución debió haberle buscado algo, un sustituto, a lo mejor no hacerla incluso. O buscar un muñeco.
-Contreras no dijo nada de eso, solo dijo, hagamos los protocolos, Rome, eran mis tareas pendientes de este mes.
-Hijole. ¿Ahora qué hacemos? Te cargará el payaso, Garza de la Garza, si el Rumpels no aparece en las siguientes horas…
-Eso creo. No te miento, estoy muy asustado o preocupado, ya debería aparecer, no quisiera haber roto alguna regla dimensional… con eso de que estamos probando cosas con MiniAcelerador de Partículas que nos prestaron del CERN de Suiza, pues…
-Y lo malo, tengo la idea de que era “refurbished”, reconstruido, me pregunto si esas pruebas que estamos haciendo, estaban permitidas dentro de las posibilidades o nos saltamos las trancas, como siempre…
-Entiende, Rome, tenemos bien metidas en el cerebro las ideas de que las becas todas dependían de esta cadena de protocolos a cumplir, presupuestos, cosas de esas, observancias, acatamientos, supervisiones. Ya todo estaba arreglado, pero si no hacíamos la prueba del Gato hasta el presupuesto se nos caía. La Comisión de Investigación es muy perra. Y sí, ella es perra y nosotros sí, perdón, necesitamos al gato.
Rome no hizo gesto a la mala broma de su colega.
-Reza, Garza, que si viene el jefe, querrá su gato.
Garza pensó un rato. Dijo:
-Le decimos que hicimos un experimento simulando la creación del Big Bang y que se necesitaba la prueba del gato sobre si está vivo o no, y que algo ocurrió y que ya no está.
-No eludas, era su gato.
-Era de todos, ¿no? Yo no sabía que era su gato. Yo acabo de llegar hace mes y medio, solo veía que le daban de comer. Como si fuera externo. Ahora resulta que todos lo amaban… este, lo aman, quiero decir.
-¿Eso qué importa…? ¿Cómo pudiste ser tan tonto? Un gato real no es para hacerle experimentos tan de vanguardia…
-Ya no me digas, con todo se me hizo un gato callejero. Comía afuera.
-Ni te defiendas. Ese gato, Rumpels, tiene permiso para entrar y salir cuando quiera, está en la cocina o en el patio o durmiendo.
-¿Pero crees que el jefe olvidará el incidente? Estamos tan cerca de saber los secretos o el secreto del universo. Bueno, eso es lo que piensan todos los centros alguna vez en la vida. Conseguiremos el check, esa es la buena noticia…
-Ni lo menciones, no conoces a la gente de acá. Amamos a los gatos. ¿Lo del gato era necesario? Se te van a venir mil dos mil gentes cuando se enteren, asociaciones, personas, abogados de animales. Amantes del amigo doméstico. La Iglesia del Gato que nos Mira desde Arriba es particularmente rabiosa en ese sentido.
-Espero que no sea el caso. Sólo espero que regrese. Va a regresar, lo sé.
-¿Por qué estás seguro de que va a regresar?
-Porque en unos cálculos que hicimos, es solo un traslape temporal de la realidad. Sólo desaparecería por unos segundos y regresaría. Bueno, eso salió en varias corridas con la compu.
-¿Y en otras?
Garza miró al otro lado, le dolía el estómago tremendamente. Apenas se daba cuenta de lo que acababa de ocurrir.
-Pues, siendo franco, jamás volverá. Podría haber un desplazamiento de masa de este universo a otro desconocido, a otra corriente de tiempo. Mi estómago está hecho trizas. Ya me arrepiento, caramba.
-Es que no debiste hacerlo, compa.
-Era una investigación del Big Bang, tan cerca de saber de su origen. El origen del universo. Es otra pieza básica de información… Todo era teoría y esta la oportunidad de hacerlo práctica, era de rutina, pero de una rutina para hacer historia en la física…
-¡Pero usar al gato de la cocina, el Rumpels! A ver quién te perdona… Empieza a rezar…
-Es que no había sustituto, ¡¡entiende!! Y pensé que iría y regresaría sin problemas, como el perro Einstein de Regreso al Futuro, el que sube al DeLorean al principio y regresa ileso…
-Esa es una película y ni lo menciones, que no le agradará a tu tío. No le agradará nada en absoluto. Hazme caso y reza… y no me hables hasta que resuelvas esto…
De la oscuridad a la luz. Del resplandor a la claridad.
El gato Rumpels apareció de pronto en un cuarto con muchos gatos similares. Todos estaban hablando entre sí, unos dormían, otros se lamían sus partes. Todos colores diferentes, pelajes, edades, de todos tipos de gatos. No podía reconocer ningún olor.
En su idioma gato se comunicó con el primero que vio, un Tabby que estaba solo lamiéndose sus partes.
-Hola, ¿qué haciendo? ¿Cómo te llaman?
-Aquí limpiándome. Me llaman Chivis, tú?
-Me dicen Rumpelstinsky, pero el acuerdo general es que sea Rumpels.
-¿Rumpels? Raras tus gentes que te pusieron eso. Veo que eres un tuxedo.
Rumpels asintió y sonrió.
-Es obvio que soy un tuxedo, pero más blanco que negro, es más, a mí me debieron poner Manchas o qué sé yo… en fin, al grano, Chivis, ¿dónde estamos?
-En una sala de espera, creo.
Rumpels miró a todos lados. Paredes claras, varias superficies, todo era un solo color y el hecho de que hubiera cientos de gatos de todas las razas le daba una gama especial de tipo cromática.
-¿Sala de espera? ¿y qué esperamos, Chivis?
-Que el mentado experimento termine. Pasa un tiempo y cada gato que aparece aquí se desaparece en un rato y regresa de donde vino. Creemos. Los investigadores que generan esto están haciendo experimentos de seguro en este instante, o en aquél instante, porque según me explicaron estamos fuera del tiempo y del espacio, lo que sí es que están, estamos, en confusión.
-Wow. ¿Y dónde está esta sala de espera? ¿O sea, en qué parte del universo está?
-No sé. Ese es un tema, el otro tema es en qué momento del universo está, o estamos.
-Entonces la siguiente pregunta es… ¿cuánto tiempo tienes aquí, Chivis?
-No estoy seguro, puede que sea mucho rato, como una comida o dos.
-Es mucho. ¿Y dices que es temporal?
-Sí, de hecho la de allá, la gris aquella, la de la oreja malformada, ella sabe más del tema. Se llama Tigra…
-Tigra, cada quien sus nombres. Deja voy con ella. Gracias por tu información, Chivis.
Chivis le sonrió y se siguió limpiando sus partes con toda tranquilidad.
Rumpels se trasladó evitando con mucha delicadeza muchos gatos. Algunos dormían. Otros se acicalaban. Otros veían las paredes. Todos estaban en desconcierto, pero guardaban decoro con paciencia. Escuchaba las conversaciones.
-Sí, tengo que comer, pero no hay comida, pero no es que tenga hambre, sólo sé que tengo qué comer.
-A mí me hace falta mi sol. Pero no hay problema. Esperaré. Ya se están yendo algunos de regreso.
-¿Y sí regresan con bien?
-Sí, con seguridad.
-¿Cómo sabes?
-Es lo más probable, en este mundo ambiguo no hay otra manera, solo se regresa y ya.
-Tengo sueño.
-¿No han visto un arenero por aquí?
En ese lapso hubo gatos nuevos y hubo gatos que se fueron. La gata Tigra estaba hablando con unos gatos, algunos estaban nerviosos, huraños. Llegó Rumpels y los demás gatos se retiraron a sus necesidades.
-Hola, Tigra, ¿qué haces? O más bien: ¿qué hacemos aquí? Me llamo Rumpels.
-Hola, no soy la encargada, ni me preguntes, de hecho, no sé qué sea una encargada, pero creo que soy la mayor y vienen a preguntarme lo mismo, ¿qué es esto, ¿dónde estamos?, ¿cuánto tiempo?, ¿dónde hay comida?, ¿dónde hay arena? Y les respondo: Esto es como un pivote. Una bisagra de puerta. Aquí se conjugan muchas magias. Las de los seres vivos y las que ellos, los que nos dan de comer, crean a través de su tecnología mágica que desea manejar tiempos y espacio. Que no saben qué hacer con ella. Sólo la hacen para hacerse más preguntas, y su maldición es que ellos nunca se estarán en paz…
Hizo una pausa para rascarse una oreja.
-Ni sé dónde es, ni cuando es, eso no me importa, lo de la comida, pues, siempre tenemos hambre y siempre queremos saber lo de la arena, pero no la usamos. Estamos como en suspensión. Y así ocurre, vienes tú, se van dos gatos, vienen dos gatos, se va uno…
-¿Por qué tú todavía no te vas?
-Creo que alguien tiene que poner la calma. Pero creo que ya están acabando. Ya hay menos gatos cada vez.
Rumpels miró a su alrededor, de alguna manera extraña estaba comprendiendo a hilos lo que estaba ocurriendo. Era como si el resplandor los iluminase y en su cerebro se estuviesen haciendo más y más conexiones en su cerebro.
-Sospecho que aquí es donde está el secreto del universo, ¿verdad?
La llamada Tigra lo miró con ojos de sorpresa, pero Rumpels percibía que así era ella.
-Así es, y nosotros los invitados lo sabemos. También me llegó esa idea. Solo es asomarse a ese espacio del resplandor multicolor pulsante y ver lo que está afuera. Ya lo hice y es indescriptible.
Rumpels se fue a asomar a la plataforma abierta que miraba a lo que él creía que era la simple noche. Pero más era la gran noche, la gran oscuridad con las primeras estrellas, los brazos donde están los hornos del principio de los universos generando las maternidades de las primeras galaxias. Se formaba el resplandor primigenio.
-Es impresionante, nunca me lo hubiera imaginado…
-Nadie, Rumpels, nadie se lo hubiera imaginado…
Era un resplandor inigualable, ninguno de los dos gatos estaban preparados para ver lo que estaban viendo. No había palabras, era inenarrable. El principio de la creación misma, los elementos que se iban acomodando, los colores, las dimensiones, las partículas, lo que era el flujo del movimiento, el comienzo de la gravedad, el de las fuerzas que permitían que el neutrón existiese, el protón, el electrón, la gran estabilidad nuclear que permitía que el átomo quedara unido y por tanto el ladrillo mismo de la materia que permitía que todo lo demás existiese, en sus correspondientes momentos e instantes, universo, galaxias, estrellas, soles, planetas, tierras, agua, humanos, gatos y croquetas además de sobres con comida húmeda deliciosa.
-¿Es lo que yo creo que es? No que lo alcance a comprender, pero solo soy un gato.
-Sí, el Big Bang y qué fue lo que prendió.
-Esas sombras somos nosotros, ¿verdad? Tal y como fuimos llegando. Nuestra influencia, nuestra energía, nuestra presencia. No deberíamos estar aquí, pero este es el principio de todo, ¿verdad?
-Sí, Rumpels, cada llegada de gatos ha estado generando una inmensa cantidad multiplicada de energía, cada gato que llegaba era más energía infinita que se convertía en luz y luego en materia, y ambos elementos juntos ocuparon un espacio y todo se derivó en un movimiento que fue lo que formó el tiempo y sus hilos. Como gigantes bolas de estambre con las cuales jugar a enredar y desenredar en intentos de prueba y error. En los que no importa si se hacen o deshacen, lo que importa es enredar y desenredar. Fueron muchos gatos bebés, cientos, miles, pero no más. No tardo en verme, de hecho ya reconocí a uno de nosotros, sí, ahí está la Tabby con el que hablaste hace rato, la Chivis. Todos los pequeños gatos jugando con las luces del Gran Universo por nacer. Pequeños bebés gigantescos interviniendo en la creación, jugando con la materia creadora enredando y desenredando… no sé de donde me salen tantas palabras, Rumpels…
-Sí, ahí estás tú Tigra, te veo, impresionante, llena de luces de puntos, de resplandores grises y blancos y negros, y tus bigotes, Tigra, ¡que belleza!, perdona que te lo diga… y mira, ahí, ¿qué es eso? Hubo un roce con otros gatos… ¡Mira! ¿tu oreja se dañó ahí tal vez?
-Si, así fue como pasó lo de mi oreja, qué interesante… ¿quién lo hubiera dicho…?
-Sí, entonces, nuestra llegada aquí, producida por el experimento de los investigadores, dio pie a la acumulación de fuerzas en esta como puerta de transición de lo que es y no es, y forzó a la creación de nuestro propio Big Bang…
Rumpels hizo una pausa.
-Sí, ese Big Bang, el del comienzo de todo, Tigra. El nuestro. Estando aquí provocamos nosotros mismos nuestra creación. Eso es cósmico.
-Así, es, por cierto, no encontraron nada de arenero, ¿verdad?
Rumpels le iba a contestar que unos estaban improvisando en aquella esquina cuando todo se disolvió. Lo último que vio fue a la Tigra que comenzaba a disolverse y que le alcanzó a decir:
-Un día nos veremos, amigo Rump…
De pronto Rumpels apareció dentro de seis paredes de metal cromado. Volteó a los lados. Maulló.
Usó el maullido doliente para avisar que tenía hambre. Vio que tenía cables en su cuerpo por todos lados y procedió con molestia evidente con sus garras y sus dientes a quitarse cada uno.
Se abrió la puerta y el de la bata blanca le sonrió y le gritó de gusto.
-¡¡Rumpels!!! ¡¡Llegaste!! ¡Estás vivo!! ¡¡Prueba superada!!!
El gato le respondió a Garza de la Garza con una arañiza en la nariz con su pata derecha rapidísima llena de indignación si es posible que eso se pudiera dar, tan profunda, que se le quitaría hasta dentro de dos semanas.
Rumpels saltó al piso y de inmediato se estiró, se agitó el cuerpo y con agilidad se dirigió hacia donde estaba la comida. Tenía hambre y tenía sed. Y quería usar el arenero. Y tenía sueño. Y solo quería ocultarse las horas a descansar.
Garza traía un curita provisional en la nariz, hablaba con Rome lleno de confusión. Tenía sangre gritando “¡aquí pasó algo fuerte!” en su hasta hace minutos impecable bata blanca.
-Rome, ¿qué pasó, ¿por qué volvió?, ¿cómo volvió?, ¿dónde estuvo?, ¿qué ocurrió?, ¿Por qué Rumpels está tan enojado conmigo?
-No sé, pero parece que su furia es sólo contigo. Tienes toda la culpa y está correcto de estar furioso contigo. Bueno, saquemos algo de todo esto, rápido, despabilémonos antes que llegue Contreras, ¿qué dicen los instrumentos?
Garza procedió a revisar, incómodo por la herida. De pronto le salían mas gotas de sangre, se preguntó si el Rumpels estaría vacunado algo así o si estaría infectado o si él tendría que ponerse vacuna contra el tétanos o contra alguna toxina desconocida. O esa toxoplasmosis rara.
“Quien sabe por dónde ha de haber andado ese gato. O con quien se andaría juntado.” Pero se cuidó de decirlo en voz alta. No sería conveniente en ese momento.
Después de analizar las lecturas solo dijo:
-Se registraron medidas fuera de la escala, se hizo exponencial astronómica, no lo entiendo.
-¿Hay datos rescatables para lo de tu investigación del Big Bang?
-Pocos, pero muy significativos, solo que me entró una duda. Pareciera que en temas de tiempo, según el cronograma, antes de que regresara Rumpels tuve una sensación de Deja Vu, tremendísima, como nunca antes, casi tiemblo de la impresión… pero pensé que era mi nerviosismo el que me puso así. Como si ya hubiera hecho esto, esto que hicimos o hacemos antes, y no solo una vez… pero con resultados diferentes. Como si hubiera un sentir presente respecto a que Rumpels nunca volvió y que eso fue el comienzo de los desastres para todos. Y que hubo más cosas terribles, que no me atrevo a decir… Pero de pronto todo eso ya no fue y, estamos aquí… Sí, fue un raro Deja Vu…
Romelia se le quedó viendo.
-También yo, Lauro, no había querido decirte, se me hizo lo más subjetivo del mundo y nosotros solo hacemos ciencia objetiva, pero sin embargo, tuve una visión extraña, de la que Rumpels tenía que ver con todo esto… pero el experimento como dices solo era lateral… sin significancia alguna. No de que haya ido al cielo y regresado, pero sí nos consta que desapareció, que no estuvo presente. Eso es lo mas extraño, ¿dónde estuvo Rumpels esos minutos? Le hubiéramos puesto una cámara…
-Estoy pensando en si rompimos extraños equilibrios. Pero, aquí está Rumpels. Y está bien. ¿No?
-Eso parece.
-Digo, Garza, no es de que se haya ido al principio o al fin del universo, al cielo, o al Nirvana, ¿verdad?
-Una vez leí que los gatos son dioses… por eso tengo problemas con los gatos. No son dioses, claro que no. Solo son otros animales de la creación. Sólo eso son.
-Dioses sí, creadores de universos, no. Está de reírse. Son bromas, son deseos, son expresiones, no realidades, Garza…
Ambos tuvieron que decir la verdad al doctor Contreras quien castigó fuertemente a Lauro Garza de la Garza con suspensión de dos semanas. Pero los resultados obtenidos fueron suficientes para años de estudio. Por eso le rebajó a solo una.
Fue cuando empezaron a saber de todas partes, los comentarios y registros del Deja Vu Colectivo más impactante de la humanidad, como si la gente tuviera la sensación fusionada de que ya habían previsto ese instante que mencionó Garza y corroboró Romelia. Como si en algún momento se hubiera dado un gran “reset” al mismo tiempo para todos. Un acto de registro para todos, como cuando se muere alguien importante y todos se acuerdan de que hacían en ese momento.
Se invocó a Jung en este proceso, como invocando a la gran conciencia colectiva. Otras religiones se quisieron apropiar que era la señal de la reflexión y de la meditación, el fin del consumismo y el comienzo de la nueva era. Unos decían que una era de paz, y otros una era de arrepentimiento y de lavar los pecados individuales.
Pero nadie estaba seguro de ello.
Rumpels siguió comiendo.
Y de pronto se ponía a ver la pared y en vez de pintura descascarándose por falta de presupuesto, él miraba constelaciones primitivas, fuerzas desarrollándose como corrientes marinas, colisión de constelaciones, partículas atómicas, moléculas aglutinándose formando materia primitiva, materia oscura, radiaciones primigenias, las primeras bolas de gas hidrógeno ardiendo y con ellas las primeras estrellas, los pulsares, los quarks, las cuerdas, los cuásares y las decenas de objetos estelares que nadie sabría de ellos hasta dentro de siglos y sobre todo, el tema de los mares del tiempo y sus corrientes y sus olas, el tiempo y percepción de que nada podría quedarse como estaba, y de que todo el universo empezó su camino de lo más ardiendo de pronto en los billones de grados hasta un futuro en el que todas las moléculas llegarían a la congelación total cero absoluto en quince mil millones de años, funcionando, siempre hacia delante, como Rumpels y posiblemente Tigra, también siempre habían creído. Tic tac, tic tac tic tac… sin cesar en los magnos relojes de arena de los tiempos, excepto esa vez de su breve encuentro en esa sala de estar y que al menos Rumpels, todavía recordaba.
Rumpels agitó la cabeza y pensó: “Ah, por cierto, ya es tiempo de mi sobre, lo huelo, ¡ya era hora! ¡Comida, comida, comida!”
Y después de su encuentro con Rome y comer a gusto, le dio por subir bajar escaleras, cajas, sillas, mesas, aparatos, subir bajar pasillos, refrigeradores, alacenas y ahhh, después del ejercicio, respecto a esa arena de los tiempos, por supuesto, el arenero.
Y dormir.
Esa era la verdad de encontrar la felicidad de la mera eternidad al filo de la creación por siempre en el mero comienzo de la primera luz.
“Felicidad” pensó Rumpels antes de cerrar los ojos, “me gusta mi vida”. //1230
 
 
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