NnCT 0351 de 1m440 sellos postales que compramos pero que jamás enviamos porque nadie está de aquél lado o al menos de eso tenemos la sospecha… ///
Ya que todo terminó y de cuando estás convencido de que irían tras de ti y tienes que aferrarte rápido a lo dicho. Estar en una prisión parque pantano de castigo, cortando hierba interminable, picando piedra interminable en la maleza de clima cálido y tórrido lleno de humedad y te interrogan y sabes que puede que te castiguen y te torturen si te presentas débil con ellos y eso es lo que deseas evitar y para ello desde el principio inventas una vida de aventura y familia y así en los primeros años inventé a Angélica que era maestra, piel blanca delgada pelo chino negro, con pómulos lindos y apariencia de princesa y reina y le gustaban las danzas folklóricas y con la idea de que un día saldría de aquí, el tiempo pasó y tenía todo listo para inventarles mi creación y con el tiempo Angélica se convirtió en una realidad para mí y lo digo con conciencia de aceptarlo, por supuesto que era inventada pero de alguna manera, por mi necesidad, mi inventó creció y creció y ya no supe cómo detenerlo. Cada ocasión le fui inventando la casa, los detalles, su dolor de extrañarme, su tema de que decidió dejarme, era necesario, me pesaba hablar de ella, la había idealizado mucho, su tema de que la casa le fue quitada, y ella aguantando todo sola, el tema de que se casó con la otra persona, y no supe cuándo pero supe de toda la felicidad que encontró con esa persona que era contador y vivía feliz y que ascendió cada vez más en la sociedad, su sueño de toda la vida y yo estaba cortando maleza y árboles bajo el clima cálido, calor tórrido lleno de humedad y las ampollas y las víboras y las arañas sin fin y jamás acabábamos y luego los hijos de Angélica, mejores escuelas, y que a uno de ellos le puso mi nombre y al saberlo me puso tan orgulloso de que no me había olvidado y a la niña le puso Angeliquita y sí, ya sé, como supe todo eso, no lo sé, seguía recibiendo cartas de ella, pero de aquél lado no había nadie, me entiendes, yo la inventé toda, y después Angélica me dijo que siguió viajando y de pronto se encontró con una persona que era como yo, es más, era casi yo, yo en la confusión sin entender nada y sí, tuvo una aventura, no sé por qué pero ella fue feliz y yo me enteraba de todo, no sólo me dejó a mí, dejó al esposo yo sorprendido porque ella no era así y sus hijos crecieron y ella se hizo abuela y de pronto era feliz con su nuevo trabajo y su nueva pareja con la que iba al cine, y yo en la maleza con el azadón y el pico y las millones de telarañas cada vez más. Y todo lo veía verde y mis huesos y mi alma y mi ser ya no aguantaban y cada tanto tiempo la carta siguiente aparecía, me intrigaba que seguía en la vida de Angélica, me contaba su rutina en el gimnasio, me contaba de sus exámenes de salud porque siempre fue muy delgada y su piel era casi transparente y le detectaron un problema de hígado, de pronto supe que se había quedado viuda de su pareja y de pronto volvió con el esposo que la perdonó y que ahora ya se pusieron a viajar y a cuidar a los nietos y yo no entendía nada, pero así supe de la muerte de su padre en un accidente, de su madre, de cómo se peleaba ella con los hermanos por la gran herencia y de cómo batallaba con los inquilinos de una casa que tenía rentada con todo y muebles y con el tiempo me enteré que ella, ella, siempre en mi cumpleaños me recordaba y me compraba un pastel alemán en mi nombre y se lo comía sola despacio en el comedor todo blanco y pensaba en los momentos cálidos tórridos llenos de humedad en qué estuvimos solos en su casa, cuando comenzábamos a ser pareja y cómo comenzábamos a besarnos de pronto y nada nos interrumpía y nos desvestíamos a la luz del sol que pasaba por el bello vitral y que solo se escuchaba el sonido de los gemidos atrevidos y el minisplit además del ladrido allá a lo lejos para luego yo secarla con la toalla en la regadera cuando nos bañábamos juntos y cómo nos despedíamos y sentía como el sol y la gente y los automovilistas me veían salir de su colonia mirándome con sospecha de tanta felicidad que irradiaba pero sabía que todo eso no importaba y que solo me importaba revivir sus gemidos y el minisplit y el perro ladrando…
Mientras la maleza seguía creciendo en ese calor tórrido de clima cálido y lleno de humedad y la piedra seguía siendo picada, levantada, cargada cada vez más pesadas llenas de arañas mil y todo eso de Angélica, me costaba tanto aceptar que yo lo había inventado y nunca supe que pasó con las cartas, la última la acabo de leer hoy y es de Angeliquita contándome de la muerte de su dulce madre que expiró con mi nombre en sus labios… Y me puse a llorar de tristeza y de qué ahora sí, ya nadie me escribiría y que lo único que me reconfortaba era el saber que si yo moría, y que ojalá fuera pronto la estaría acompañando allá en los cielos, sí, para siempre juntos en la eternidad de climas no tan cálidos, no tan tórridos y de una manera mágica, sí llenos de humedad… ///0351
 
 
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