0334 La cárcel cerraría después de que el último saliera. Pero seguían naciendo prisioneros. ///
NnCt 0334 de 1,440 prisioneros que muchos no sabían que estaban haciendo ahí y muchos no saldrían jamás de ahí y si vivías en ese lugar, era posible que no supieras que vivías en el mejor lugar del mundo…
La barrera estaba ahí y la vi de pequeño y veía las altas torres y veía a las personas, unas daban clases, otras curaban, otras aprendían, otras nacían y otras se dejaban de ver. Yo jugaba con otros niños, jugábamos con hormigas que eran como caballos y como vacas y eran nuestro ganado y las cuidábamos, una vez llovió y ya no las vimos, yo lloré mucho. Un guardia me miró y se burló de mí. Mis amigos decían que yo era un sentimental. No sé qué era un sentimental. Nos daban dulces y jugos, muy ricos.
Ocho años después… cuando ya éramos niños mayores ya recorríamos por donde queríamos, le decíamos Nuestra Gran Casa con sus grandes murallas, ya teníamos otros juegos, estos eran con unas esferitas oscuras que manchábamos para distinguirlas, que las usábamos para pegarles unas a otras en el piso y escuché de un guardia algo mayor que había unas esferitas más bonitas que eran de cristal, cristal que era como un vidrio transparente decían y que había olas azules o rojas que se movían dentro, nunca me las puedo imaginar y decían los guardias que el sol se reflejaba en ellas. De pronto creía que veía menos gente, pero era como una idea mía. A veces sentía que había menos niños y niñas. Yo jugaba muy a gusto con Rosaura. Así le decían, Rosaura, cabello negro encrespado, ojos grandes. Me acompañaba a ir por toda la Gran Casa, a lugares que estaban ya muy lejanos, pasillos, escaleras, corredores, nos tardábamos horas en recorrer, teníamos que ir temprano para regresar con luz, no nos gustaba regresar sin luz. Ya no nos daban dulces, solo que sí aburría el agua, tenía un sabor muy cargado, la lengua nos quedaba pastosa… cosa que no pasaba con el agua de lluvia.
Cinco años más pasaron y ya de joven, de un día a otro se fue Rosaura, y Lila, y Diana. Sólo nos quedamos los amigos y los que no. Los que siempre causaban problemas, pero los guardias no permitían que hubiera problemas. Pero como eran los grandes espacios, ya no nos metíamos unos contra otros. Pero sí me dolió no ver ya a nadie de ellas. Los guardias, que cada vez eran menos, no me decían nada.
Tres años más y quedábamos solo dos de nosotros. La gente iba desapareciendo con los días. Había algo que impedía que nos diéramos cuenta de nada. Sólo más espacio. Las paredes eran grandes, y los pasillos largos. Sólo recordaba vagamente que después de beber esa agua que nos daban, muchos recuerdos me eran nebulosos. Sólo estábamos ahí esperando, mi amigo y yo. Un guardia iba y venía. Nos decía donde estaba la comida y la bebida. Estábamos aburridos de esa bebida. Decidimos guardar agua de lluvia. Y comenzamos a tomar esa agua. Sólo de esa agua.
Un año después desperté y no estaba mi amigo. No había nadie. Y caminé. Desde hacía tiempo recordaba más cosas que hacía tiempo que no, a Rosaura, a las hormigas, a las esferas de color marrón. Y de pronto caminé hacia las paredes y vi una puerta que nunca la había visto abierta. Salía una luz de ella, un resplandor. Voltee hacia todos lados y en eso entré…
Sólo recuerdo que grité y grité “¡QUIERO VOLVER, DÉJENME VOLVER!” ///0334
 
 
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