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lunes, julio 28, 2025

Nanocuento o nanofabula 1,218 de 1,440...

 1,218 La palabra “Eterna” tatuada en mi corazón. El tatuaje se fue y ella con él. Me quedó hueco.



NnCt 1,218 de 1,440 de tus tatuajes en los que quiero navegar si fueran mares en tu piel y tu alma, obvio es bajo el mar y ahí quiero estar contigo en medio de tus olas, en medio de tus alas, en medio de tus piernas, en medio de tu ser, porque eres varias personas y sabes que lo sé desde que tuviste la teoría de robarle a las personas su voluntad robándoles sus tatuajes y grabándolas en la tuya en un acto de rebelión total que empezó con un inocente Control-X para copiar/borrar y un Control-V para pastearlo en tu cuerpo y así ser feliz robando no solo el tatuaje sino el pedazo de alma del compañero o compañera que inocentemente te habían creído tu sonrisa y aparente desparpajo de tu ser lleno de tu maldad púrpura.

Quisiste ser otra persona pero terminaste siendo la Frankenstein de varias, que con lo que les extrajiste fuiste mas fuerte cada vez y así fuiste robando a más personas y aquí estamos hoy frente a frente, por fin, poniéndome a prueba y yo, sintiendo en mis sienes la fortaleza de mi confianza, así lo quise.

Y me reclamas en ese instante tantas cosas de un pasado que nunca tuvimos juntos tú y yo y me sorprendes con tu belleza labios rojos ojos profundos delineados de impacto y yo, inesperadamente, acepto, acepto de corazón en la mano, quemándome con él al rojo blanco con ese deseo arrollando mi objetividad, de decirte sí,  de sí, te quiero pedir perdón, por tanta es tu belleza tu elocuencia tu magia tu aroma que me es necesario decirte que sí. Sí a lo que sea, a lo que desees, a lo que me des quiero y lo que quiero es que me lo des.

Pero hay algo en mi mente en Modo Seguro que es como un espejo mental que me permite ver en qué me estoy convirtiendo y sí, te miro en una alarde aleatorio de reflejo casual de una luz de  estrella precisa en mi mente como por primera vez y me sorprendo y aterro y veo que eres como una araña exquisita poderosa que me está envolviendo en sus aromas, efervescencias preciosas y tiernas, que me hace cada vez romper y a veces pienso que me causará dolor estar separado de ti, pero ¿cómo hacerlo si siento de ti todo amor, interés, atención que necesito? Siento que sí me desisto de mi venganza te complaceré y así tú me complacerás y seremos dos en medio de una danza alucinante de deseo de carne que siente insuficiencia de ser consumada, de ser complementada de sentir que dos seres se separaron al principio del universo y hoy, en este instante es cuando llegó el momento de unirse por siempre jamás, como dice la frase. 

Pareciera que no hay paso atrás.

Y veo la luz, veo la emoción, veo lo rojo blanco del calor que arde que tú eres mi agua, tú eres mi hielo que me refrescará eres mi bálsamo a mis heridas y poco a poco siento que me arrastras a ti, lenta, inexorable, inevitablemente a ti.

Que nada me costaría darte todo, mi ser, mi conciencia, mi tiempo, mi atención y mis tatuajes no de piel sino los cerebrales, los espirituales que me hice desde hace décadas en la duramadre, en mi pericardio que tanto custodio y celo y que con ellos he navegado y he sido feliz/infeliz/feliz.

Pero no, no, de pronto, siento un temblor, una contramarea, una contraola, un contratsunami que me trastoca, que me perturba, que me estremece, que sí, que tal vez te puedo dar todo, mi  amor, mi odio, mi envidia, mi celo, mi deseo ardiente de montarte, pero no, espera, no mi piel, no mi entorno, no mi ambiente, no mi consciencia y jamás, nunca mi pasado. 

“¡No pasarás!” le gritó Gandalf desesperado al Balrog en el precipicio de Khazad-dum y tú, tú, Eterna, ¡tampoco pasarás! 

Empiezo a resistirme y ya veo las fisuras las grietas veo las primeras piedras que van cayendo de tu estructura poderosa, veo llenarse de óxido y herrumbre todo el metal pesado que rodea tu ser y veo por primera vez una silueta de ti mujer que adoré, tus curvas, tus valles, tus montes, de ti mujer suma de todos mis amores, mis deseos, mis tentaciones, mis fantasías oscuras. 

Y el silencio cae encima y me ahoga. Y siento crepitar. Siento mil de golpes.

De alguna manera de pronto me quedo solo y sólo respiro en el suelo adolorido y veo el reloj dar vueltas más lentamente y miró mi mente errar por el universo, ahora maltratada de por vida, de haber tenido y  perder por siempre la posibilidad de haber los dos sido uno solo y maldita sea mi consciencia, ser parte tuya, eso es lo que hubiera deseado y desaparecer en tu explosión/implosión más allá de mi ser más allá de mi vida, más allá de todo. Ser tu polvo ser tu aire que exhalas, ser parte de tu piel, y que se pierda ahora en las nubes negras de los tiempos no recorridos ni extrañados por nadie.

Ahora el espacio se vació y pesará en toda mi eternidad. Tu no silueta. Tu no piel. Tus no caricias. Tu Levedad del Ser de Kundera que ya no será. 

El zumbido que vibra arriba del silencio que se enrosca y que taladra en mis oídos, por siempre desde hoy hasta mi punto final, el instante de cuando expire.

Cerré los ojos.

Los abrí.

En eso, me di cuenta de que vi el Labastida pasar raudo a mi izquierda, todo se puso rígido en mí, me levanté sin respirar, mi sangre en el piso, mi pulso al 200, timbré impreciso de manos temblorosas el cordón místico de metros a la distancia por encima de azarosos pasajeros hasta la campana violenta al lado de un chofer irritado por sus propios problemas, y con el corazón lleno de congoja noté que el camión frenaría a disgusto pasando una, dos, tres cuadras más allá de Fátima, afuera de pronto lloviendo torrencialmente y trayendo ese día por error de apreciación supina del clima, mis pantalones de mezclilla blancos y sin paraguas. Tres cuadras temerarias de Vasconcelos cruz Calzada San Pedro hasta la puerta de mi destino, a través de sus masivas esquinas encharcadas, filas de carros hartos del día me esperaban, y cargando libros llenos de conocimiento fútil. 

La clase es a las 4:50 PM, hoy tocando parcial, son las 4:45 y será éste un largo día. //1218 


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